Entre las víctimas, dos personas ancianas que murieron, respectivamente, aplastadas por un muro y un tejado en la zona de Tokio. Otras tres personas murieron al derrumbarse su casa en Ibaraki, al noreste de la capital. Estos primeros balances no pudieron ser confirmados de momento por la policía, encargada de reunir y sintetizar las informaciones.
En Tokio, los edificios temblaron durante dos minutos y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios. Un gigantesco incendio se produjo en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de Tokio. El primer ministro, Naoto Kan, aclaró de inmediato que el movimiento telúrico no había provocado escapes radiactivos en las centrales nucleares del país.