
La huelga de mañana
La modalidad de las huelgas en la República Dominicana se iniciaron meses después del ajusticiamiento del dictador y tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, en el 1961, pidiendo el cese de la tiranía y la incorporación del país a las naciones “democráticas del hemisferio”, en donde se respetara la libertad de prensa y los derechos humanos. Fue un buen comienzo.
“Navidad con libertad” fue la consigna que cundió por los cuatro rincones del país -valles y montañas- y a través de todo el territorio nacional, en el 1961 despues que Ramfis y su combo abandonó el país no sin antes asesinar y desaparecer a los héroes del 30 de Mayo. No obstante Balaguer no fue echado del poder antes de la Navidad de ese año tras los once días de huelga general.
Fue a mediados de enero cuando el doctor Balaguer decidió cambiarle el sentido a la famosa expresión de que “era preferible un presidente muerto a un presidente fugitivo”. Se fue, regresó y después gobernó 22 años e incluso fue nominado a “padre de la democracia dominicana”. Sí, créalo, porque es verdad lo que usted acaba de leer, no una ironía.
Como dice la canción: “El tiempo pasó” y en contra de toda prevención el entonces bisoño Leonel Fernández -inscrito en la corriente política del profesor Juan Bosch- asume el poder en el 1996. Pero antes, muchas huelgas hizo Unachosin contra el Triunvirato que le dio el Golpe de Estado a Bosch y allanando el camino para que se reconociera por siempre como “el Movimiento de Abril”, la revolución que pasó de Guerra Civil a “Guerra Patria”, como resultado de la segunda intervención militar norteamericana en el siglo pasado; concretamente en abril del 1965.
Todos los que tenemos la edad hemos sido testigos de esa lucha sociopolítica especialmente bizarra en la que siempre los más pobres terminan pagando los platos rotos de los organizadores que una que otra vez logran “premios políticos personales” como resultado de traicionar una lucha colectiva realizada por el llamado “pueblo”, como ocurrió el 24 de Abril de 1994, durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco.
Para mañana está convocado un paro nacional pidiendo como reivindicaciones “el cielo y la tierra”. Los primeros que están conscientes de que tales conquistas no son posibles, son precisamente los organizadores.
Aquí se aplica el dicho de “pide mucho que algo te dan”. Porque una cosa es que los habitantes de los barrios de Santiago pidan agua, luz y el arreglo de las calles, o una escuela y otra cosa es -sino chantaje- que los sindicatos choferiles terminen disfrutando una cuota de gasoil, o la exoneración de una partida de gomas para autobuses. Esos siempre ganan “algo”.
Del caos de la huelga solo terminarán perdiendo los infelices que se abandonen al desorden social terminando enfrentados con la Policía o con un desorientado recluta del Ejército- para su propio pesar. Unos saldrán muertos, otros heridos y los más afortunados se limitarán a “contar la experiencia”. Ninguno de esos ganará nada, excepto desilusión.
Uno ha querido que el país evolucione civilizadamente consciente de que una gran huelga general es posible, pero solo cuando se trate de un asunto estelar para los propósitos nacionales.
No un simple capricho de ocho o diez dirigentes sindicales o de la izquierda que pretenden un “acto heroico” que deje sentado su “heroísmo” antes de salir del escenario nacional como resultado del paso “inexorable del tiempo”.
La huelga es un derecho inalienable, las autoridades deben respetar esa decisión, pero asimismo, los responsables de ese movimiento asumen ante la sociedad dominicana el compromiso de que nadie salga muerto, herido o preso como resultado de ese ejercicio cívico. Así la preservación de la propiedad pública y privada. Si se logra ese reclamo mínimo todo estará bien. Y quienes observamos tendremos que musitar: Amén.
FUENTE LISTINDIARIO.COM.DO, VISITALO PARA MAS INFORMACIONES.
AGUAITA PUBLIC 13 NOV 2011