Juan Pablo Duarte Díez (26 de enero de 1813 - 15 de julio de 1876) La Trinitaria.
El 16 de julio de 1838 se funda la sociedad secreta La Trinitaria, con el objetivo de difundir las ideas independentistas y de lograr efectivamente la independencia del país. El joven Juan Pablo Duarte, hijo de comerciantes y perteneciente a la pequeña clase media de la ciudad de Santo Domingo, es el líder de esta asociación de carácter liberal que encarna los más altos ideales de la República Dominicana.
Juramento
El juramento redactado por Juan Pablo Duarte, y con el que se sella la fundación de la Trinitaria, expresa lo siguiente:
“En nombre de la Santísima, Augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar un república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca.
”Mientras tanto seremos reconocidos por los Trinitarios, con las palabras sacramentales de Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta; y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición si los vendo.”
"Juan Pablo Duarte pudo ser maestro o comerciante, vivir una vida tranquila, sin precipitaciones, disfrutar de las artes y los atardeceres, encontrar el amor y quizás tener una bella familia.... En este mes honramos el nacimiento de un hombre que entendió la necesidad del cambio y se comprometió a realizarlo. Que prefirió dar en lugar de recibir" Sea la vida de Duarte motivo de inspiración para el hombre y la mujer modernos, pues, el patricio vivió alejado de la cultura de la diversión ofrendando su vida a un gran ideal de servicio a la patria: la libertad, la dominicanidad, la unión de todos los Dominicanos, en torno a una geografía, una tradición común, una cultura.
La felicidad del hombre moderno consiste en divertirse y consumir. Divertirse significa la satisfacción de consumir y asimilar artículos, espectáculos, comida, bebida, cigarrillos, gente, conferencias, libros, películas; todo se consume, se traga, el mundo moderno es como un enorme objeto, una gran manzana, una gran Botella. Así lo afirma Aldous Huxley en su obra "Un Mundo Feliz". Que distante parece este mundo del sueño que forjó Duarte como ideal humano para el crecimiento y el progreso de los pueblos.
Juan Pablo Duarte era hijo de padres acomodados, comerciantes que le podían proporcionar “Una vida feliz”. Su padre Juan José Duarte propietario de un establecimiento ferretero, pertenecía a la pequeña burguesía y podía proporcionarle lo que hoy pudiéramos describir como una vida feliz.
Esta descripción del perfil de la vida Duarte es completamente ajena a las aspiraciones de felicidad que afirma Huxley como la aspiración del hombre y la mujer modernos, pues la vida de nuestro gran patricio fue expresión viva de los grandes ideales del servicio. En efecto, Duarte se sintió unido a sus semejantes y a su tierra por el más fuerte vínculo de todos los vínculos, el del destino común, que ayudó a construir con una visión nueva fundamentada en la fuerza proyectiva de los ideales sobre toda tarea cotidiana. La luz del amor por lo que se hace fue su inspiración, esa luz divina que es el único resplandor capaz de fortalecer el ánimo desfalleciente en los momentos difíciles que enfrenta cualquier proyecto humano.
Sea la vida de Duarte un testimonio vivo para los hombres y las mujeres del mundo de hoy, que su mensaje les permita crecer en el bien, alejados de la mentira, el engaño, la demagogia, y la comodidad enajenante que la sociedad de consumo propone como meta para alcanzar la felicidad.
La trascendencia del pensamiento político de Duarte
Su gran inteligencia le permitió interpretar el sentimiento colectivo de independencia que deseaban las mayorías, e iniciar una discreta labor proselitista en la que empezó a crear conciencia de la Dominicanidad.
Su pensamiento político ha sido alma de la nación dominicana, a través de los tiempos, sus palabras son imperecederas: "Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y soberana."
En su lucha política no desmayó ni sintió miedo de enfrentar el poder político de Boyer, recordemos que en la obra republicana no solicitó el pago de su trabajo de alto riesgo, ni tampoco de la devolución de la fortuna aportada. Pudo haber sido Presidente de la República y hacer ventajas de su prestigio, su inteligencia y los logros, sin embargo, su patriotismo idealista con verdadera sensibilidad social se impuso en el sacrificio de su vida que lo dio todo sin ambición personal, en armonía con sus principios nacionalistas y democráticos.
AGUAITA PUBLIC 26 ENE 2012