Esta vez, se trata de la celebración del “bicentenario” del nacimiento del Prócer, y con tal motivo, pudiera decirse, que habría que duplicar o multiplicar el brillo y la enjundia del intelecto, para preparar y dispensar discursos acordes con tan alta ocasión. Sin embargo, si nos detenemos a analizar solo un poco, podríamos considerar que todo lo que pueda decirse, no será más que la repetición de lo antes dicho, de una u otra manera por uno u otro orador y en alguna ocasión pasada.
Sería un absurdo aspirar a que los discursos a ser expresados con motivo de esta memorable ocasión, no tengan un alto contenido filosófico y con un altísimo valor expresivo, sin embargo, es una gran aspiración para muchos dominicanos y dominicanas, sentir que haya un verdadero sentimiento patriótico en dichas piezas oratorias y que haya una fehaciente y convincente expresión de sinceridad, de fervor patrio, que se demuestre que no solo se habla de los dientes para afuera, sino que lo que se diga, se sienta en el corazón y que con acciones concretas, se pueda demostrar al pueblo, a las presentes generaciones, quien fue realmente Juan Pablo Duarte y si valió la pena su sacrificio y que se harán las cosas que hacen falta al pueblo, de manera que él pueda sentirse satisfecho desde cualquier lugar en que se encuentre.
Que se hable con sinceridad, cuando se trate el tema de la unificación de la Isla, cosa ésta que está en las mentes de muchos dominicanos incluyendo algunas autoridades gubernamentales, cuando muy bien se sabe que todos los esfuerzos de Duarte y sus hermanos de infortunio, estuvieron dirigidos y no pararon hasta liberarnos del yugo haitiano, creando nuestra todavía “REPUBLICA DOMNICANA”.
¡Que viva nuestra Patria, para los que en ella creemos!.
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FOTO MIGUEL PEREZ
